viernes, 30 de enero de 2009

EL CALZADO Y LAS FALLAS (Publicado en Calzarte 2005)

Las Fallas de Elda han evolucionado a lo largo de los más de 75 años transcurridos. No siempre nuestras falleras han vestido el elegante traje de “novia alicantina”; para enmarcar nuestra fiesta en el contexto de la provincia a la que pertenece nuestra ciudad, se pasó del traje de valenciana a este otro en el que a mi juicio la mujer eldense resulta mucho más espectacular y favorecida. El zapato siguió los mismos pasos que el vestido, aunque sobre la forma de calzar se tardó mucho más en unificar el tipo de calzado.

La ciudad de Elda ha tenido desde siempre la fama de realizar zapatos de calidad para mujer especialmente y es a nuestra ciudad hacia donde se han vuelto los ojos de muchas otras Fallas que, hace algunos años, decidieron unificar esta prenda de vestir. Recordemos que en Enero de 1.961 la Junta Central de Fallas de Valencia, envió una circular a todas las Comisiones Falleras en las que aconsejaba que los zapatos que debían calzar las falleras de la ciudad del Turia, debían ser fabricados por la prestigiosas industrias de Elda; ni que decir tiene que aquella buena noticia llego a nuestro Valle con una enorme satisfacción y fueron varias las Empresas eldenses que se pusieron en contacto con la Junta Central Valenciana para llevar a cabo el encargo.

Precisamente esto nos puede llevar a una reflexión de la que podamos sacar algunas conclusiones beneficiosas para nuestra industria y para nuestra ciudad, en tiempos de “vacas flacas”.

No hace mucho llegó a mis manos un catálogo de venta de zapatos por correspondencia, el asunto no tendría mayor interés si no fuese porque en ese catálogo se ofertaban zapatos hechos a mano, para representaciones teatrales de otras épocas (por cierto bastante rudimentarios y muy poco novedosos), pero junto a estos también se ofertaban colecciones de zapatos para falleras, y esa ya es otra historia, zapatos que se ofertaban para ser confeccionados con tejidos acorde con las faldas o corpiños de las falleras de Valencia; esto me llamó la atención y cuando uno no hace más que pensar en pequeñas diversificaciones que provengan del zapato pero que puedan abordar otros mercados, rápidamente surgió la pregunta ¿porqué nosotros no?.

Los zapatos hechos a mano para fallera valenciana o para foguerera alicantina y sus damas, pueden ser una fuente de trabajo muy interesante. ¿Quién tiene mayor fundamento y más solvencia profesional cuando se trata de hacer zapatos?.

En el Museo del Calzado iniciamos hace más de trece años, unos cursos para elaborar zapatos a mano, quizás alguien que no conozca demasiado el oficio podría preguntarse ¿a estas alturas zapatos a mano?, pues sí, los zapatos hechos a mano eran hace años una norma generalizada en esta ciudad, pero en la actualidad con la incorporación de las nuevas tecnologías, el calzado en cadena y naturalmente en serie, ha hecho de nuestros zapateros, unos especialistas en el manejo de las máquinas pero las nuevas generaciones desconocen como se hacen los zapatos a mano; sin embargo cuando se tiene que incorporar a un par de zapatos, determinados elementos, tales como tejidos al tono, hebillas o pasadores, incluso diseños específicos que concuerden con el de las falleras, el zapato a máquina y en serie plantea serios problemas que hay que resolver de forma manual, como lo hacían nuestros abuelos.

Pensemos la enorme cantidad de personas, mujeres y niñas, que desfilan en la fallas valencianas o alicantinas y aquellas que también se encuentran en pueblos y ciudades falleras de las tres capitales de la Comunidad Valenciana, son muchos miles tal es así que, por ejemplo en Valencia la ofrenda se prolonga por espacio de dos días y hasta altas horas de la madrugada, para dar paso a tanta mujer ataviada con el traje de valenciana.

Cada día se incorpora al zapato de fallera, el tejido con el que se ha realizado la falda o el tono predominante de alguna otra prenda de vestir, quizás también en Elda nuestras falleras decidan aplicar esta norma al calzado creo, según mi opinión, que realzaría mucho más el conjunto de la vestimenta, veamos sino el par de zapatos que nos dejó en el Museo la Fallera Mayor de las Fallas de Valencia de año 2004, Señorita Noelia Soria Mompó, cuando nos visitó acompañando a nuestras Falleras Mayores también de aquel año, destacan en la vitrina por tratarse de un zapato en seda azul con un magnífico bordado en plata y oro situado en la zona de empeine. Esta incorporación a la Fiesta Fallera, complica algo más el calzado pero es un elemento diferenciador muy importante que hace que el calzado resalte mucho más y asuma un especial protagonismo en la indumentaria fallera.

Una oferta dirigida desde Elda a esas falleras en Valencia y a las belleas y damas de las hogueras de Alicante, podría a traer hacia nuestra ciudad un tipo de trabajo para el que estamos mucho más preparados que otros, y téngase en cuenta que los zapatos que se calzan en estas ocasiones no son de fabricación en serie y por lo tanto también los precios que se pagan por ellos compensan sobradamente la iniciativa de montar uno o varios talleres especializados en este tipo de calzado que podrían dar trabajo a varias docenas de trabajadores, tanto zapateros como aparadoras, con la convicción plena de que nuestra oferta llegaría de forma muy seria a esas fiestas que, igual que ocurriera en el año 1.961, siguen teniendo en Elda un claro exponente de zapatos de calidad para la mujer en especial.

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