domingo, 16 de marzo de 2008

LOS ZAPATOS DE UN PAPA (Publicado en Fiestas Mayores 2005)

LA FIGURA DE JUAN XXIII Y SUS ZAPATOS EN EL MUSEO DE ELDA

Angelo Giuseppe Roncalli, nació el 25 de Noviembre de 1881 en el caserío Brusico de Sotto Il Monte, provincia de Bérgamo (Italia) en el seno de una humilde familia numerosa, 10 hijos, ocupando el tercer lugar en el orden de nacimientos. Fue educado en la pobreza, una condición que con frecuencia acompaña a la vida de los grandes hombres. Fue ordenado sacerdote en 1904 y celebró su primera eucaristía en la basílica de San Pedro de Roma.
A lo largo de su carrera sacerdotal ocupó diferentes cargos y es movilizado al estallar la I Guerra Mundial, en la que participa como capellán de campaña y con el grado de teniente, en esos años sus dotes de bondad y sacrificio supuso un ejemplo digno de los mayores elogios por lo que se ganó el respeto y el cariño de los soldados. Al finalizar la guerra regresa a Bérgamo y es allí en el año 1921 donde funda la “Casa del Estudiante” dirigiéndola hasta que el Papa Benedicto XV le nombra en Roma director del Consejo Nacional Italiano de la Obra de Propagación de la Fe, realizando durante cuatro años una labor excelente como organizador .
El 19 de Marzo de 1925 es Consagrado Obispo, actuando en Bulgaria de Delegado Apostólico, cargo que ocuparía en 1.934 para Grecia, después Turquía y Administrador Apostólico de Constantinopla. En los más de diez años que estuvo en aquellas tierras, se ganó la simpatía de personas incluso no católicas que detectaron inmediatamente en Roncalli, una gran bondad y comprensión hacia los más débiles. En 1.944 y recién acabada la ocupación alemana en Francia, es nombrado Nuncio Apostólico en aquel país.
En 1.953, el papa Pío XII le nombra cardenal e inmediatamente, Patriarca de Venecia.
A la muerte de Pío XII, es nombrado papa con el nombre de Juan XXIII. Este nombramiento marca un paso trascendental en la historia de la Iglesia Católica. Roncalli no era en absoluto uno de los Cardenales que sonaban para ocupar la Cátedra de Pedro, de hecho, en las primeras votaciones en el Cónclave, ni siquiera aparecía su nombre, sin embargo, tras repetidas votaciones, su nombre se fue afianzando y finalmente ante la sorpresa propia, fue elegido y en su elección, dada su humildad y enorme bondad, se pensó más que como un papa capaz de dar grandes impulsos o cambios a la Iglesia , como un Pontífice continuista y de “transición” era lo que llamarían entonces un “papa de paso”, sin embargo nada más lejos de la realidad.
Juan XXIII que fue coronado papa el día 28 de Octubre de 1.958, calzando los zapatos que están expuestos en el Museo del Calzado, demostró inmediatamente su enorme capacidad para el cambio, así a los pocos días de su proclamación, nombra por primera vez en la historia del Vaticano, cardenales a Obispos de otras razas, un Filipino, un Japonés y un Africano. Este papa no solo gobernó la Iglesia con decisión e introduciendo sustanciales cambios, sino que preparó el mayor acontecimiento llevado a cabo en los últimos siglos por un Pontífice, la puesta en marcha del Concilio Vaticano II, anunciado a los pocos meses de su elección el 25 de Enero de 1.959; gran parte de la Curia romana llegó a pensar que este Concilio podría romper la disciplina de la Iglesia ya que los grandes temas que iban a ser tratados: la unión de las iglesias, la reforma interior de la Iglesia católica y su disciplina y la adaptación del catolicismo a los tiempos modernos, eran de una enorme trascendencia y sumamente sensibles para los sentimientos de la propia curia de Roma incluso, cuando se avecinaba la muerte del papa el 30 de Junio de 1.963, se pensó que el Concilio quedaría inconcluso como ya ocurriera con el Vaticano I.

Publicó siete encíclicas, destacando en 1.961 “Mater et Magistra” con una onda preocupación por la cardinación del individuo en la sociedad moderna, y “Pacem in terris” en 1.963 donde trató las relaciones internacionales.

Juan XXIII, con el sobrenombre de “el papa bueno”, fue proclamado beato de la Iglesia Católica por el papa Juan Pablo II y en él se han reconocido varias curaciones milagrosas, sin embargo lo que todo el mundo reconoce, tanto católicos como agnósticos, es su gran calidad humana y el enorme prestigio alcanzado, a pesar de su figura mas parecida a un campesino que a un jefe de estado con las extraordinarias dotes de organización y de visión por posicionar a la Iglesia Católica en las corrientes renovadores que imponen el paso del tiempo.
Conservar hoy en el Museo del Calzado de Elda los zapatos con los que fue coronado en la Plaza de San Pedro, el día 28 de Octubre de aquel 1.958 y con los que solemnemente aperturó el Concilio Vaticano II, no solo es un enorme orgullo para nuestro sector zapatero y para la ciudad de Elda, sino que supone la llegada a nuestras Salas de la reliquia de un papa que pronto será Santo.
Los zapatos fueron solicitados al que fue su secretario personal en los últimos tiempos de su vida y hoy cancerbero del Museo Roncalli que existe en su ciudad natal, Monseñor Lori Capovila; la petición tuvo éxito y los zapatos fueron entregados solemnemente el día 13 de Octubre de 2004 en el Museo de Calzado tras un acto en el que estuvo presente el Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, D. Victorio Oliver, que fue el encargado de depositar dichos zapatos y las medias de ceremonia que los acompañaban, en la vitrina donde se conservarán para ser admirados por todas aquellas personas que, a través de estos zapatos, recordarán a uno de los papas más sobresalientes que ha tenido la Iglesia Católica.

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