domingo, 16 de marzo de 2008

CALZADO Y TURISMO

COMUNICACIÓN A LA MESA REDONDA DEL III SEMINARIO DE TURISMO “CIUDAD DE NOVELDA”

LOS MUSEOS INDUSTRIALES, FUENTE DE COMUNICACIÓN, CULTURA Y TURISMO EN EL MEDITERRANEO.-


INTRODUCCIÓN.-

Los habitantes de los países ribereños del Mediterráneo, estamos vinculados por una serie de elementos comunes: clima, historia, cultura. sin embargo un factor que se da con mucha frecuencia y que tiene connotaciones mucho mas intangibles, es la creatividad.-

El estereotipo del individuo enmarcado en la zona que baña nuestro sereno mar Mediterráneo, es portador de una serie de valores, probablemente inducidos por este clima, por la historia de una vieja Europa que ha visto pasar gran parte de sus hechos más relevantes, entre las costas de estos países... la cuestión es que la imaginación, la inventiva y la creatividad, aparecen como un don añadido a estas personas que viven en este lado del mundo.

Como fruto de una constante actividad creativa, prolifera también otra actividad industrial que en sus orígenes está vinculada a la creatividad y que, en determinados procesos productivos (calzado, textil, piel en general), la creatividad es la base de todo el desarrollo económico del sector.

En el siglo XXI y en muchos de los sectores industriales de la actividad, en Europa se puede hablar de tradiciones y culturas industriales, ya que muchos oficios han nacido hace muchos siglos y se han conservado, en lo esencial, hasta los tiempos actuales. Nuestros sectores industriales están mejor preparados y con mayores antecedentes que en otras latitudes como para poder ofrecer, desde su vieja trayectoria, unos Museos que sirvan de correa de transmisión entre la cultura del pasado y los proyectos de presente o de futuro.


EL MUSEO COMO MEDIO DE COMUNICACIÓN.-

La forma de presentar las exposiciones tradicionales ha cambiado sustancialmente; el crecimiento y expansión de las actividades del ocio que lo han transformado en una industria, dispuesta a dar satisfacción a la demanda de una población con mas tiempo libre y con mayores recursos económicos, también el grado de mayor capacidad cultural de forma generalizada y por ello con mas preocupación por el patrimonio y la conservación, han variado de forma positiva, el concepto de nuestros Museos.

El éxito de nuestras exposiciones, está directamente relacionado con la posibilidad que tenga el visitante para participar de los fondos expuestos, las tecnologías de la información sirven para acercarnos aun más a la diversidad de material catalogado que guardan nuestros Museos, asegurando todo tipo de consultas de forma dinámica.



Lo fundamental de una exposición conservada en un Museo, es la mayor fuerza impactante que produce en el visitante y también la mejor forma de asimilar conceptos, características o cualidades. A diferencia de otros medios de comunicación, los Museos permiten caminar entre los objetos, en muchos casos hasta tocarlos, olerlos e incluso degustarlos, leer con la visión de las formas tridimensionales que lo definen con una mayor fuerza que la pura observancia de una pantalla de televisión o la lectura de un libro.

Cuando de un Museo Tecnológico hablamos, es mucho más efectivo contemplar los procesos o las técnicas incluso comparativamente con las actuales. El observador, el profesional o el iniciado, puede aclarar conceptos con mayor exactitud y rapidez que por otros medios y lo complejo que puedan parecer algunas descripciones, podrán ser aclaradas con mayor facilidad.- El Museo permite planteamientos didácticos de diferentes calados, pueden simplificarse para que el profano pueda comprender lo que allí se trata de explicar o se puede llegar a un nivel científico que sea útil para el profesional. Por medio de las exposiciones de los Museo podemos avanzar desde lo más sencillo a lo mas complicado y tratar de dar respuesta a un amplio colectivo a la vez.

Los Museos adscritos a una determinada industria tienen que asumir con mayor fidelidad, las funciones básicas de cualquier Museo: Reunir la colección, conservar los bienes materiales que se confían, investigar las fuentes y los fundamentos que permitan un conocimiento profundo de lo que se expone, exponer evidentemente los fondos museísticos y por último, interpretar aquello que se pretende llegue al gran público.

La información de las Industrias que componen el tejido productivo de los países bañados por el Mediterráneo, en la mayor parte de los casos, es necesaria como fuente de investigación de planteamientos futuros. Unas actividades basadas fundamentalmente en el diseño, necesitan beber permanentemente de las fuentes del pasado y analizar las tendencias de otros momentos para, desde ellas, lanzar mensajes de futuro.


En nuestro caso concreto, el Museo del Calzado, pretende potenciar las técnicas básicas aplicadas en el pasado para investigaciones posteriores que generen nuevas tecnologías y nuevas tendencias. La Industria de fabricación del calzado, como le sucede a otros sectores en los que el ingrediente fundamental es el diseño, precisa volver los ojos al pasado para reciclar sus propias tendencias de cara a colecciones de futuro. Pero en nuestro caso sucede algo especial, las técnicas empleadas en la fabricación de calzados en la época artesanal, son requeridas en la actualidad para poder fabricar tipos de calzados en los que las máquinas convencionales no pueden llegar. Nuestro Museo se ha convertido, también por esta causa, en una correa de transmisión de información para poder realizar una tarea docente de formación para un tipo de zapateros, en este caso, que tienen que realizar los zapatos en algunas de sus fases, de forma artesana; se trata de zapateros para realizar calzado para pies con grandes deformaciones o malformaciones, aquí nuestra forma de comunicarnos tiene forzosamente que encontrar una vía clara e inequívoca, incluso con el planteamiento de un taller vivo dentro de la propia exposición del Museo, y eso es lo que hacemos, empleamos la fuerza de la práctica para lanzar nuestro mensaje y formar, no solo a zapateros como profesionales de este tipo de calzado que cada día tiene menos técnicos que lo practiquen, sino al visitante que debe asumir la problemática existente y reconocer en nuestra labor una respuesta.


EL MUSEO COMO FUENTE DE CULTURA.-

Un Museo, aunque este sea tecnológico, tiene la posibilidad de mover al visitante y crear en él un cúmulo de emociones. La transmisión de conocimientos crea en el individuo una cultura de aquello que está contemplando. Nuestros Museos actúan como exposiciones artísticas y también como expresiones culturales de un determinado mundo.

A veces, el conjunto arquitectónico o la plástica de las propias obras expuestas, generan unos sentimientos contradictorios; puede elevar el ánimo o decaerlo, puede crisparnos o relajarnos, puede satisfacernos o enfadarnos, y a veces con obras de diseño y por la voluntad del propio artista que las muestra, puede generar alguna de esas emociones.

En el ensayo titulado “Forma, composición y contenido en las exposiciones en los Museos”, Jerzy Swiecimski en el año 1978 decía: “La presencia del valor estético implica que la función informativa y científica de las exposiciones de los museos se extiendan mas allá de lo estrictamente científico, o incluso de los objetivos informativos y didácticos. La muestra museística compuesta de forma artística se convierte, en sentido estricto, en una creación cultural que actúa no solo a través de su contenido científico, sino también de su elocuencia estética. La acción de esta elocuencia está dirigida hacía la sensibilidad y receptividad emotivas del espectador. En este sentido las muestras afrontan el plano de la repercusión como obras de arte y algunas de hecho alcanzan la cualidad de arte genuino; esto sucede especialmente cuando junto al contenido científico, la exposición presenta características que puedan calificarse bajo las categorías de dramatismo, lirismo, calma, armonía, etc.”.- Esta cita viene a clarificar de forma nítida, lo que he querido transmitir, es decir, el Museo tecnológico que parece pueda presentar cierta frialdad precisamente por su carácter sectorial, puede llegar a jugar un papel muy importante como motivador de sentimientos artísticos, si se realiza un proyecto museográfico en un entorno que motive a ello, pero será mayor el impacto si en él se encuentran colecciones en las que el arte y la cultura de los pueblos, está representadas en las diferentes formas o expresiones a través de los objetos, en nuestro caso de zapatos. Se juega también con algunas composiciones formadas por objetos o máquinas que en sí mismas ya son objetos capaces de mover los sentimientos del visitante, a través de ellas, se reencuentra con el pasado y observando su tecnología se comprenden aspectos muy importantes de la vida el hombre que nos habla e sacrificios.

Los Museos y Exposiciones temporales o permanentes, dedicados a la industria creativa, de la que tantos ejemplos podemos encontrar en Europa, aportan además de conocimientos un bagaje cultural de primer orden; potenciar este tipo de Museos es, bajo mi punto de vista, dar un paso mas, es convertir el objeto cotidiano, el instrumento o utensilio, la máquina, en algo que nos está hablando de trabajo, de sacrificio de éxitos y también de fracasos; pero además el marco en el que se dispone, los diseños, objetos o modelos, incluso máquinas, también satisfacen los criterios mas aceptados de una forma artística.


LOS MUSEOS INDUSTRIALES AL SERVICIO DE LA INDUSTRIA Y COMO ATRACTIVO TURISTICO.


Los Museos Industriales surgen alrededor de los diferentes sectores productivos con cierta trayectoria.

En lo que respecta al Museo del Calzado, nace por la voluntad expresada muchas veces en el Sector Zapatero, de recoger las tradiciones y la historia de este importante sector productivo del país y especialmente en la Comunidad Valenciana.

En el sector zapatero conjugan las tecnologías para la fabricación de calzados poco más allá del siglo XIX y el diseño que, en el caso del calzado como en muchas otras prendas, tienen fases cíclicas y las temporadas se inspiran en otras anteriores, de ahí que sea muy importante la conservación de toda la documentación, diseños y calzados correspondientes a otras épocas.

Cualquier Museo, supone en sí mismo un aporte cultural importante en la vida de los pueblos o, en nuestro caso, en la vida del sector zapatero, hasta el punto de crear toda una cultura alrededor del zapato que hemos venido en llamar, la “cultura zapatera”.

De las diferentes máquinas, piezas, zapatos y documentos, se pueden extraer muchos indicios de la vida de los pueblos, incluso de aquellos más antiguos que corresponden a otras culturas. A través de los elementos conservados en nuestro Museo, llegamos a las costumbres de la sociedad de otros tiempos más remotos.

La industria de fabricación de calzados y la industria auxiliar debe valerse del Museo del calzado para prestigiar y potenciar su propia industria actual. El Museo del Calzado habla con un lenguaje mucho más directo de los que fue, es y será nuestra industria. El M. del C. aporta al sector una historia y una tradición que lo hace más creíble y arropa a la industria actual de la riqueza de la tradición y la artesanía.

Sin embargo el Museo del calzado no se limita solo a esto, además de exponer los elementos que componen la industria del pasado, sirve de inspiración para la del futuro y sus múltiples actividades tienden a potenciar el sector, por medio de un prestigio añadido que cuesta mucho conseguir y que se pierde con facilidad.

Cualquier manifestación del sector zapatero debe contar con la presencia, siempre novedosa del Museo del Calzado. Por medio de sus manifestaciones, se hace revivir el diseño en todas sus formas ( desarrollo de la plataforma y del tacón; zapato para mujer, hombre o niño a través de los tiempos y la cultura; variaciones del diseño en los últimos cien años, por ejemplo); todas esas manifestaciones conforman una rica trayectoria que refuerza la presencia del sector zapatero en cualquier mercado internacional.

Pero el Museo del Calzado con ser todo eso, es mucho más. Un Museo es un foco de atracción para el curioso, el estudioso o el profesional.

Nuestro Museo pretende crear un camino hacia esta parte del medio Vinalopó, por el que transiten de forma ininterrumpida, personas que atraidas por lo que podemos ofrecer, puedan visitar nuestras ciudades y crear riqueza por medio del turismo, en este caso de interior. Para ello estamos apostando fuertemente en la puesta en marcha de un programa de Turismo hacia las ciudades zapateras, que tengan como reclamo el Museo y que pueda servir para enlazarlo con otros programas de Museos o actividades realizadas en otros pueblos cercanos que refuercen el atractivo de nuestra zona. El visitante no solo verá uno de los Museos más importantes del mundo, sino que tendrá opción de adquirir zapatos de diseño a precios de fábrica, compartir los buenos vinos y la gastronomía de la tierra, admirar el modernismo de esta ciudad, por ejemplo, o visitar la casa museo de Azorín, en la vecina Monovar, entre otros.





José María Amat Amer
Director del Museo del Calzado de Elda

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